El fenómeno conocido como 'career situationship' se ha convertido en una realidad para muchos trabajadores, especialmente entre los jóvenes de la Generación Z. Esta situación laboral se caracteriza por la falta de compromiso tanto de los empleados como de las empresas, donde se intercambia un salario por tareas sin un proyecto claro a largo plazo.
Los empleados que experimentan esta ambigüedad suelen sentir que sus puestos no les ofrecen oportunidades reales de crecimiento, y que sus superiores no actúan como verdaderos líderes. La escasez de inversión en su desarrollo profesional y la normalización de relaciones laborales precarias son señales de alerta de que el vínculo con su empresa se basa más en conveniencia táctica que en un proyecto mutuo.
En este contexto, el compromiso formal ausente en las relaciones personales se refleja en la falta de un camino profesional definido en el ámbito laboral. La tendencia a evitar conversaciones difíciles sobre el futuro y el desarrollo profesional puede llevar a relaciones que funcionan a corto plazo, pero que no construyen nada duradero. Tanto la empresa como el empleado obtienen beneficios inmediatos, pero sin una visión compartida.