El sector de las energías renovables en España ha evolucionado significativamente en las últimas dos décadas, convirtiéndose en un componente esencial de la economía nacional. Manuel Hernández, un experto en el ámbito, destaca la importancia de factores como la abundancia de recursos naturales y las inversiones pasadas para este avance. Sin embargo, el impacto en los precios de la electricidad es complejo; aunque la producción de energía verde tiene un coste marginal bajo, los consumidores enfrentan precios que incluyen impuestos y peajes, lo que dificulta la percepción de ahorro.
La estabilidad de precios es crucial para atraer a los inversores, ya que la volatilidad puede ser un obstáculo. A pesar de los logros en la reducción de la dependencia energética y el aumento de la capacidad instalada, España se enfrenta a desafíos regulatorios y políticos que han creado incertidumbre en el sector. La integración eficaz de la energía renovable, la mejora del almacenamiento y la planificación a largo plazo son ahora las prioridades.
Hernández también enfatiza que el éxito de los proyectos depende de la aceptación social y la colaboración con las comunidades locales. La innovación debe extenderse más allá de la tecnología, abarcando áreas como la regulación y el diseño de mercados eficientes. En el contexto europeo, la estrategia se centra en la descarbonización y la aceleración de las energías renovables, aunque la ejecución varía entre países y enfrenta obstáculos administrativos.