Las inversiones en centros de datos en España podrían superar los 100.000 millones de euros, pero enfrentan obstáculos significativos que amenazan este crecimiento. La regulación y la capacidad de las redes eléctricas son identificadas como los principales cuellos de botella que dificultan la construcción de estas instalaciones.
Empresas tecnológicas como Amazon, Microsoft y Google, junto con fondos de inversión como BlackRock, buscan participar en el despliegue de infraestructura en el país. Sin embargo, la burocracia y el aumento de costes derivados de nuevas obligaciones regulatorias pueden hacer que España sea menos atractiva en comparación con otros destinos europeos.
Las ciudades de Madrid, Barcelona y Zaragoza están en una intensa competencia por atraer estas inversiones. La falta de incentivos gubernamentales para que las eléctricas inviertan en redes de distribución complica aún más la situación, ya que esto podría llevar a un aumento en la tarifa eléctrica, algo que el Gobierno desea evitar.