En 2025, los inversores que optaron por mantener su dinero en cuentas bancarias han experimentado una pérdida de poder adquisitivo significativa, a pesar de no haber perdido capital nominalmente. Este año, los activos financieros han disfrutado de un aumento notable, con algunos índices bursátiles como el Nasdaq y el S&P 500 alcanzando revalorizaciones de doble dígito.
Quienes invirtieron en carteras diversificadas, incluyendo opciones conservadoras, han visto rendimientos del 10% y, en algunos casos, incluso superiores al 50% en España. En comparación, los ahorradores que se mostraron reacios a arriesgar su dinero han visto cómo su capital se devaluaba por la inflación, manteniendo prácticamente el mismo saldo en sus cuentas desde enero, pero con un valor real inferior.
Las rentabilidades positivas en una variedad de activos, que incluyen renta variable y bonos, han puesto de manifiesto el coste de oportunidad de no invertir. Este fenómeno ha resaltado que la prudencia excesiva puede llevar a resultados desfavorables a largo plazo, mientras que una estrategia de inversión constante y disciplinada parece ser más beneficiosa.