El sistema eléctrico de Estados Unidos enfrenta una creciente presión debido a la expansión de centros de datos impulsados por la inteligencia artificial, lo que ha llevado a una revisión de los planes de cierre de centrales de combustibles fósiles. Aproximadamente el 60% de las instalaciones que debían ser desactivadas a corto plazo han pospuesto o cancelado estos planes, según datos de presentaciones empresariales analizadas por Reuters.
La red eléctrica más grande del país, gestionada por PJM Interconnection, que abarca trece estados del Atlántico Medio y el Medio Oeste, está viendo cómo sus márgenes de seguridad se han reducido significativamente debido al aumento de la demanda eléctrica. Este fenómeno no solo responde a cambios ideológicos, sino también a necesidades técnicas que requieren estabilidad y suministro continuo.
Las infraestructuras diseñadas para operar en momentos de alta demanda, conocidas como unidades de pico, están siendo utilizadas de manera más frecuente, lo que refleja un cambio en el consumo energético estructural. La creciente necesidad de energía constante y confiable por parte de los centros de datos ha obligado a los operadores a maximizar la utilización de la capacidad disponible.